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viernes, 3 de mayo de 2013

Deslocalicemos también nosotros


Wikipedia define la “deslocalización” como el movimiento que realizan algunas empresas trasladando sus centros de trabajo en países desarrollados a países con menores costos para ellos, generalmente del Tercer Mundo.
Marta Muñoz Guarasa, en el Boletín Económico de Información Comercial Española, la define como “El traslado de actividades productivas desde países industrializados a países en desarrollo caracterizados por poseer niveles sensiblemente inferiores a su renta per cápita y, por consiguiente, en el salario medio de la población”.
En definitiva, el hecho real consiste en desmantelar el tejido empresarial de nuestros pueblos y ciudades (dejando a cientos y a miles de trabajadores/as en la calle) para llevarlo a “paraísos productivos” (se entiende que para los empresarios).
Podemos comprobar casi a diario como este fenómeno se va produciendo cada vez con más asiduidad agravando el problema ya insostenible del paro y la falta de perspectivas de futuro para los trabajadores. Vayan algunos botones como muestra:


àSEVILLA, 15 Feb. (EUROPA PRESS) -
 La Federación Agroalimentaria de CCOO-A ha rechazado el cierre de la planta de Danone en Sevilla que "afectará a más de 90 familias y agravará al ya maltrecho tejido industrial andaluz", según indica el sindicato en una nota, donde denuncia el "engaño" de la empresa, que "esconde bajo el envoltorio de un plan de reestructuración la liquidación de la planta de Sevilla y su deslocalización".

à20MINUTOS.ES. 21.02.2013
Roca anuncia el cierre de dos plantas y los sindicatos denuncian "deslocalización".
La empresa de sanitarios justifica una "concentración" de la producción por la caída de la demanda de sus productos, al caer la construcción de viviendas.
Se cerrarán dos plantas de la compañía y se despedirá a 484 trabajadores.
Los sindicatos aseguran que el motivo de los cierres es llevarse la producción a otros países y que los trabajadores se van al paro sin prestación por desempleo.

àTASSIMEROS.
26 abril 2013
Mondelēz International, actual propietaria de Saimaza desde su compra a la familia fundadora, y de otras marcas como TASSIMO, anunció ayer la presentación de un plan de reestructuración de parte de su negocio en España que incluye el cierre de dos de sus fábricas y el despido negociado o la recolocación de sus trabajadores en otras sedes del grupo. La producción que mantenían estas dos factorías se trasladará a otras fábricas de la multinacional en países europeos, lo que se conoce de manera eufemística con el término 'deslocalización'.


Ante esta situación los ciudadanos tenemos la obligación de reaccionar con todas las medidas que tengamos a nuestro alcance que en estos casos suelen ser pocas y casi todas testimoniales. Pero si podemos llevar a cabo una acción a la que, siguiendo la costumbre cada día más en boga de utilizar eufemismos tales como “externalizar” por privatizar o “reestructurar” por reducir, etc., podríamos llamar “DESLOCALIZAR LAS COMPRAS DE PRODUCTOS FABRICADOS O COMERCIALIZADOS POR LAS EMPRESAS DESLOCALIZADAS”,  y que consistiría, evidentemente, en no comprar ningún producto fabricado por estas empresas y buscar los similares fabricados en España o al menos dentro de la Unión Europea.

Un nuevo caso incalificable acaba de ocurrir en Bangladesh en un edificio en el  que estaba radicada una empresa “deslocalizada” perteneciente a un empresario catalán:

EL DIARIO.ES
24/04/2013
El empresario catalán de Bangladesh, en 2009: "Somos una fábrica, no somos una ONG"
David Mayor, director general de una empresa que ocupaba 2.000 metros cuadrados en el edificio siniestrado de Bangladesh, hizo estas declaraciones hace cuatro años a la agencia AFP.
El empresario tarraconense se encuentra ahora en búsqueda y captura como uno de los principales sospechosos del hundimiento que dejó 307 muertos y más de 1.000 heridos.

Normalmente estos casos de grandes talleres en el tercer mundo se dan en el ramo textil y de mobiliario. Son las grandes multinacionales del sector como El Corte Inglés o Zara los que se surten en estos talleres a menudo clandestinos.
Nuestra reacción debe ser clara: COMPROBAR POR EL ETIQUETADO DE ESTOS BIENES, LA PROCEDENCIA DE LOS MISMO Y NO COMPRAR AQUELLOS QUE TENGAN UNA PROCEDENCIA DE PARAISOS EMPRESARIALES AUNQUE EL COSTE SEA INFERIOR AL DE PRODUCTOS SIMILARES FABRICADOS EN LA UNIÓN EUROPEA O EN AMÉRICA. Con ello estaremos evitando que proliferen estas fábricas en las que la explotación del trabajador es la norma y estaremos protegiendo los puestos de trabajo que aún quedan en activo en nuestro maltrecho tejido industrial.

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