HABLAMOS DE CORIA

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sábado, 30 de junio de 2012

Terrazas de verano



Llega el verano, y con él la proliferación de terrazas al aire libre que impiden, en la mayoría de los casos, el deambular de los transeúntes de una manera cómoda y segura.

No, no estamos en contra de la cultura mediterránea de la vida, en la medida de lo posible, al aire libre, sino todo lo contrario; y somos los primeros en procurar la agradable permanencia, en las noches de verano, en las terrazas en las que podemos disfrutar de la charla con los amigos, mientras tomamos unas copas acompañadas de las exquisitas y variadas “tapas” (otro día hablaremos de la sustitución de la tapa por las raciones) que nos brinda nuestra rica gastronomía.

El problema está en la abusiva utilización de los lugares públicos, incluso sustituyendo lugares de aparcamiento por acerado, ampliado por el ayuntamiento con la finalidad de ampliar las terrazas, para la colocación de veladores; o cegando accesos para minusválidos (véase plaza del Rocío, esquina del Cuña, Carretero con c/Sol o acerado frente al Ambulatorio de la Seguridad Social) y lugares libres para el paso de peatones que tienen que jugarse la vida andando por las vías reservadas a circulación de vehículos.

Es indignante comprobar cómo el tramo comprendido entre el paseo de Martínez de León, pasando por la glorieta del kiosco de la música hasta llegar al paseo de Carlos de Mesa está ocupado por veladores en más del 80% de su trazado, dejando a los viandantes, sobre todo en algunos tramos, una anchura de escasamente un metro.

Para más “inri” parece ser que la mayoría de los veladores y mobiliarios de establecimientos situados en la vía pública, no están declarados, y por tanto no pagan el impuesto correspondiente por ocupación de vía pública perdiéndose el ayuntamiento una fuente de financiación que le sería muy rentable en los tiempos que corren.

Por todo ello desde aquí afirmamos, Terrazas de verano , pero dentro de un orden y sin menoscabo del derecho del peatón a circular por todas las aceras con la debida comodidad y seguridad.

Para conseguirlo, el Ayuntamiento debería elaborar una normativa que contemplase estos matices y otros que se nos pueden escapar, y sobre todo exigir su cumplimiento por los industriales que de alguna manera utilizan parte de la vía pública.